Hace más de 25 años alguien despegó de «GATTACA».

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Cartel de la película Gattaca(1997).Dirección:Andrew Niccol.

Durante el año 2022, hace ahora más de 25 años, se celeró el 25º Aniversario del estreno de una película de ciencia ficción seria llamada «Gattaca». Se trata de una película de ciencia ficción distópica cuyo argumento transcurre en un más que probable futuro no demasiado lejano. El título de este filme hace referencia a las cuatro letas que conforman la cadena del A.D.N.: A,C,G,T. Por si fuera poco se estrenó tres años antes de que se produjera la descodificación completa del A.D.N. humano en el año 2000. Nada de todo esto fue fruto de la casualidad ya que la película trata, precisamente, de los abusos que se podrían producir en un futuro no demasiado lejano debido a la mala aplicación a nivel social de los conocimientos de la ingeniería genética respaldada por leyes abusivas en ese sentido. El tema central desarrollado en «Gattaca» no puede ser mas actual y ejemplifica todos los temores del público en general sobre la manipulación a escala global de los descubrimientos y las técnicas de la ingeniería 

genética aplicados a finalidades sociales y económicas.

Gattaca es una película estadounidense de ciencia ficción y drama del año 1997, escrita y dirigida por Andrew Niccol y protagonizada por Ethan HawkeUma Thurman y Jude Law. Producida por Dany DeVitoMichael Shamberg y Stacey Sher, la cinta fue candidata ese año a un Óscar a la mejor dirección  artística. Gattaca es considerada como una película de culto y la historia ha sido descrita como una distopía transhumanista. Ambientada en una sociedad futura, en la que la mayor parte de los niños son concebidos in vitro y con técnicas de selección genética. Vincent (Ethan Hawke), uno de los últimos niños concebidos de modo natural, nace con una deficiencia cardíaca y no le auguran más de treinta años de vida. Se le considera un inválido y, como tal, está condenado a realizar los trabajos más desagradables. Su hermano Anton, en cambio, ha recibido una espléndida herencia genética que le garantiza múltiples oportunidades. Desde niño, Vincent sueña con viajar al espacio, pero sabe muy bien que nunca será seleccionado. Durante años ejerce toda clase de trabajos hasta que un día conoce a un hombre que le proporciona la clave para formar parte de la élite: suplantar a Jerome (Jude Law), un deportista que se quedó paralítico por culpa de un accidente. De este modo, Vincent ingresa en la Corporación Gattaca, una industria aeroespacial, que lo selecciona para realizar una misión en Titán. Todo irá bien, gracias a la ayuda de Jerome, hasta que el director del proyecto es asesinado y la consiguiente investigación pone en peligro los planes de Vincent.

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Fotograma 1: Gattaca (1997). Dirección: Andrew Niccol.

Argumento.

En un futuro no tan lejano, los padres deciden tener hijos con la ayuda de la ingeniería genética para que tengan más salud y mejores oportunidades de conseguir buenos trabajos, ganar más dinero y tener éxito en la vida, frente a la posibilidad de que tengan que competir contra otras personas que fueron mejoradas al nacer, con los adelantos de la ingeniería genética y así poder cumplir sus sueños, con todos los dones necesarios para poder participar incluso en la conquista de otros planetas. Para ser seleccionados como astronautas y colonos espaciales, deben tener inteligencia superior, alta resistencia física, buena visión y estar libres de enfermedades que puedan comprometer la misión (como enfermedades genéticas o problemas cardíacos). Tan grande se vuelve la competitividad, que la sociedad se divide entre los concebidos en laboratorios, “genéticamente superiores”, predestinados a hacer grandes cosas en la vida, y los nacidos de manera natural, generalmente por error y predestinados según la propia sociedad a trabajos menos gratificantes. Con la selección de niños más sanos desde el momento de la concepción, los padres seleccionan cómo quieren tener a sus hijos, desde el sexo del niño, hasta especificar el color de ojos, cabello y piel. La película cuenta la historia de un niño llamado Vincent Anton Freeman que nace en forma natural y debe luchar para competir contra los otros niños que recibieron la ayuda genética para mejorar su salud desde antes de nacer, incluso contra su propio hermano que es el favorito de sus padres. Para poder hacer realidad sus sueños y ganarse la vida, el niño crece y solamente puede conseguir trabajos de limpieza y asistencia en empresas, pero un día trabajando en la limpieza de una academia privada de formación de astronautas, se inscribe en la academia para formar astronautas y viajar al espacio con un elaborado esquema de fraudes y engaños, para poder esquivar los controles del sistema, que buscan descartar a cualquier persona que no sea perfecta y no tenga buenos genes en la sociedad. Un día alguien es asesinado cerca de su entorno y entonces su tapadera se vuelve más difícil a causa de la policía investigando el crimen. Finalmente descubren al asesino, él descubre que los genes no marcan la diferencia entre capacidad y no capacidad mientras que también puede ver cumplido su sueño de ir al espacio. El rodaje duró apenas tres meses, desde el 22 de abril hasta el 16 de julio de 1996.

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Fotograma 2: Gattaca (1997). Dirección: Andrew Niccol.

Hay unos cuantos motivos transparentes por los que parece no haber pasado el tiempo para una película como «Gattaca», perteneciente a un género en el que unos pocos meses pueden suponer la diferencia entre ser clasificada como distopía revolucionaria o como fantasía camp. Lo atemporal de su diseño de producción, su ausencia de efectos especiales o sus citas a clásicos del género a prueba de cronocrímenes son algunos de los elementos que, manejados con maestría por Andrew Niccol, hacen que más de dos décadas después de su estreno, sigamos dejándonos atrapar por su propuesta.Pero por encima de recursos argumentales y escenarios impecables, quizás el secreto de su carencia de fecha de caducidad esté en cómo trata un tema universal. Uno que poetas y artistas llevan discutiendo desde el principio de los tiempos y que, como buena disquisición sin respuesta clara, nos encanta retomar, reformular y dejarnos fascinar por su insondable grandeza: ¿qué nos hace humanos, qué nos hace individuos diferentes? ¿Hay un elemento químico que defina el -llamémosle- alma, se puede destilar el componente que nos hace únicos?. ‘Gattaca’ plantea todo esto, pero no desde la opción de la ciencia-ficción metafísica, como en la famosa película de Stanley Kubrick «2001: Una odisea en el espacio» (1968), o como en el último tramo de «Interstellar», sino con ropajes de cine negro. La obvia inspiración en los personajes icónicos del género (los detectives con gabardina, una Uma Thurman que algo bebe de las típicas femme fatales) y su abierto robo de la estética de los años cincuenta (del siglo XX, se entiende), además de su intriga de suplantación de identidades y falsos culpables, hacen que la trama discurra similar a las historias de intriga cuyos tropos conocemos de sobra. 

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Fotograma 3: Gattaca (1997). Dirección: Andrew Niccol.

De hecho, salvo los inevitables detalles circunstanciales propios de historia de ciencia-ficción, una leve sinopsis podría llevar a pensar al espectador no avisado que su historia puede transcurrir en cualquier época. Un joven -Vincent (Ethan Hawke)- que, físicamente no entra en los requerimientos para cumplir su sueño de ser astronauta, deja atrás su familia y una eterna competencia con su hermano cuando encuentra el modo de engañar al sistema: suplantando la identidad de un joven en silla de ruedas, Jerome (Jude Law) con el consentimiento de éste. Pero cuando en la base donde se preparan los viajes espaciales alguien comete un asesinato, su tapadera y el romance que está viviendo con una compañera, Irene (Uma Thurman) comienza a correr peligro. Claro, que el diablo está en los detalles: de lo que estamos hablando aquí es de que esos privilegiados lo son por haber sido manipulados genéticamente y tener unas condiciones físicas que se acercan a la perfección. Ellos serán quienes accedan a los mejores puestos de trabajo, mientras que los nacidos de forma «natural» y con las inevitables taras que les ha otorgado el sorteo genético natural, les limpiarán la basura (literalmente: ocupan plazas de mantenimiento). Solo alguna rareza circunstancial como el caso de Jerome, perfecto genéticamente pero confinado a una silla de ruedas tras un accidente, permitirá saltarse las normas.

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Fotograma 4: Gattaca (1997). Dirección: Andrew Niccol.

El dilema de la ruleta genética.

‘Gattaca’ plantea los dilemas de la manipulación genética de forma sutil y sin necesidad de excesivos subrayados (al final de la película el espectador tiene la sensación de que esos ciudadanos mejorados genéticamente controlan la sociedad y la manejan social y económicamente, pero la película nos muestra solo el caso de Vincent y Jerome, no un retrato más amplio tipo ‘The Handmaid’s Tale’ o ‘1984’). ¿Es éticamente defendible la mejora en laboratorios de nuestros genes convertirnos en humanos más perfectos?. Y aunque la opinión de ‘Gattaca’ no está clara (aunque puede aventurarse), el simbolismo está claro, al menos en lo visual. La escalera de casa de Jerome es básicamente una espiral de ADN. El segundo nombre de Jerome es Eugene, que viene del griego «el bien nacido», pero que tiene una connotación más siniestra: la eugenesia es una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios mediante la intervención manipulada y métodos selectivos.

Y ese es el auténtico tema de la película: aunque la eugenesia nació con el darwinismo social de finales del siglo XIX en un plano estrictamente teórico, en términos prácticos se ha usado como justificación para la discriminación en formas que hoy se consideran absolutamente inhumanas. Entre otras, la eugenesia ha llegado a desarrollarse en el siglo XX incluyendo esterilizaciones forzosas para huir de defectos genéticos o genocidio de razas consideradas inferiores. Claramente, ‘Gattaca’ se ha inspirado para visualizar su mundo en la idealizada e inhumana sociedad aria de los nazis, con sus pulcros, rubios y asépticos ciudadanos, genéticamente perfectos. Sin embargo, ‘Gattaca’ no opta por el simbolismo fácil y retrata una sociedad cruel y competitiva en la médula, más allá de explosiones de violencia. Por ejemplo, de los dos policías que se ocupan del caso, el más joven y genéticamente modificado es el que dirige la investigación pese a la experiencia y sin duda mayor intuición y carácter resolutivo de su compañero (Alan Arkin), no modificado. También hay detalles por los que solo se pasa por encima, pero que definen bien una sociedad a la que nos acercamos a pasos agigantados: por ejemplo, es posible a través de una muestra de ADN robada furtivamente obtener datos -a sus espaldas- de la identidad y perfección genética de un tercero. Algo no muy lejos de la paranoia y el culto a las apariencias donde vivimos sumergidos a causa de las redes sociales. Aunque el futuro que plantea, desde un punto de vista práctico auún está lejos, ‘Gattaca’ triunfa al hablar de todo ello con claridad y exponiendo las contradicciones del sistema: es una sociedad futura despiadada pero creíble, limpia pero desalmada, y ‘Gattaca’ lo cuenta a través de los pequeños detalles de sus habitantes: el metódico sistema de recolección de residuos orgánicos que Jerome hace a diario para ayudar a Vincent a suplantarlo se rueda con primerísimos planos que ponen a la misma escala el universo microscópico del ADN y ese laborioso engaño diario. La mentira de una sociedad perfecta frente a una minuciosa mentira que hackea el sistema desde dentro.

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Fotograma 5: Gattaca (1997). Dirección: Andrew Niccol.

Andrew Niccol, el arquitecto de ‘Gattaca’.

El neozelandés Andrew Niccol debutó como director con esta visión del futuro ante la sorpresa de los aficionados, que estaban a punto de ver cómo el género se pondría patas arriba con ‘Matrix’ solo dos años más tarde. A finales de los noventa, Niccol azuzaría una pequeña revolución del cine más o menos fantástico en una época en la que Hollywood aún se permitía producir películas de género con mensajes combativos, como ‘Pleasantville’, de 1998. ‘Matrix’ sería en 1999 un poco la cima y el verdugo de esa breve tendencia. Pero antes de todo ello estuvo Niccol. ‘Gattaca’ fue su debut en la dirección y la escritura, y solo un año después alcanzaría reconocimiento internacional con el famoso guión de «El show de Truman», dirigida por Peter Weir -otro australiano ilustre y extravagante-. ‘Truman’ no vibra en una onda de ciencia-ficción tan pura como ‘Gattaca’, pero la base argumental enraizada en el género, su simbolismo (muy afín en su mensaje de advertencia sobre los peligros de la tecnología, en este caso más a lo Gran Hermano), su naturaleza como pseudo episodio de ‘Twilight Zone’ convierten a la película protagonizada por Jim Carrey en un perfecto programa doble con ‘Gattaca’. Incluso maneja metáforas similares, como la del oceano abierto como un lugar de liberación y donde todos, liberados de los condicionantes sociales, podemos ser, para empezar, seres humanos. Aunque el resto de la filmografia de Niccol tocaría temas en ocasiones afines a este espléndido arranque de su carrera, no llegaría en ningún caso a afinar tanto el tiro. Es interesante la inmediatamente posterior ‘Simone’, adelantada en su tiempo en lo que respecta al tratamiento del romance con una IA, aunque la mucho más reciente «Her» hablaría de lo mismo con más sutilidad. Más inmersa en el género (y decididamente inferior) está ‘In time’, una distopía en la que los jóvenes llegan a los 25 años de edad y un fugitivo decide enfrentarse al sistema, en una aventura con más estilo que sustancia. Orientada al público juvenil y basada en una novela de la autora de ‘Crepúsculo’ estuvo en 2013 la flojísima «The Host: La huésped». Finalmente, un buen regreso a los orígenes ha supuesto su última película hasta la fecha, ‘Anon’, y en la que volvió a un ambiente comparable al de ‘Gattaca’, mezcla de ciencia-ficción y serie negra, pero con la pérdida de la privacidad como telón de fondo. Fuera del género, escribió el guión de ‘La terminal’ de Spielberg y firmó el interesante drama ambientado en el mundo del tráfico ilegal de armas ‘El señor de la guerra’. Pese a su irregular carrera posterior, está claro que Niccol fue la genuina fuerza creativa detrás de ‘Gattaca’, aunque nunca después volvió a afinar tanto el tiro como aquí. Su mezcla de géneros, su asombrosa capacidad para anticiparse a muchas inquietudes de la sociedad actual y un diseño de producción que no pasa de moda la han acabado convirtiendo en un clásico moderno, una pieza de ciencia-ficción llamada a definir una buena parte del género en el siglo XXI.

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Fotograma 6: Gattaca (1997). Dirección: Andrew Niccol.

Localizaciones.

Toda la película fue rodada en diversas localizaciones del estado estadounidense de California: para los exteriores y algunas de las escenas en interiores se utilizó el Marin County Civic Center de San Rafael, obra del arquitecto Frank Lloyd Wright; los exteriores de la casa del protagonista se filmaron en la Universidad Politécnica Estatal; y las escenas en el aparcamiento corresponden al Otis College of Art and Design. Otras localizaciones incluyen la presa Sepúlveda, el instituto de Culver City, el recinto deportivo The Forum, en Inglewood, la playa de La Jolla, en San Diego y las instalaciones de la estación de generación de energía solar KJC Solar Farm, además de otros lugares de Los Ángeles como el ayuntamiento o el teatro de la calle Broadway. Se considera que la historia de Gattaca alberga un razonable parecido con la novela «Un mundo feliz» de Aldous Huxley, en lo referente a la manipulación genética; creando válidos e inválidos, a los que se les preasigna un trabajo u otro por su condición genética. No se debe confundir con el libro «Gataca», de Franck Thilliez, ya que solo tienen en común el tema genético. En cuanto a los temas diremos que el título de la película es una secuencia de ADN (Guanina, Adenina. Timina, Citosina). La simbología genética es omnipresente, y el principal exponente de esto es la gran escalera espiral del apartamento del protagonista, que si bien se la observa de otra forma es similar a un ADN, o también en el segundo nombre de Jerome, Eugene, que significa «el bien creado» en griego.

Juliano Martínez.
Cartel y 6 fotogramas de «Gattaca».

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